Mi primer trabajo importante

Era mi primer encargo de importancia. Había empezado como becario seis meses atrás, pero hasta ese momento mi desempeño había transcurrido sin pena ni gloria. Y es que en la administración pública los ritmos son diferentes a la empresa privada como luego pude comprobar. En realidad, ni siquiera parecía que mi presencia en aquel departamento fuese necesaria, pero, por fin, alguien tuvo a bien encargarme algo de trabajo de verdad. Debía completar los folletos de promoción de una exposición. Y entonces empezaron los nervios.

Si después de seis meses sin dar un palo al agua te ponen a trabajar al principio te alegras por poder mostrar tu valía, pero luego piensas: “y si lo hago mal”. Era evidente que se trataba de una prueba, y una prueba complicada porque el único que me podía ayudar se iba de vacaciones. Debía yo sacar las castañas del fuego empezando por buscar una empresa que se dedicara a la impresion de folletos plegados, que trabajara bien y rápido. Porque claro, ya íbamos con retraso incluso antes de que me lo encargaran.

Eso una cosa que sucede igual en la empresa privada y en la pública: todo va con retraso y hay que darse prisa. Pues habérmelo dicho antes que llevo aquí seis meses viéndolas venir. De todas formas, me puse rápido con el tema y busqué una empresa que me rechazaron desde arriba. Primera sorpresa, no se podía trabajar con todas las empresas, así que probé con otra. También mostraron sus dudas porque esa firma era relativamente nueva y no había trabajado hasta ahora con el departamento. Más o menos me venían a decir que tenía que buscar ‘tal’ empresa por alguna razón desconocida…

Pero al final impuse mi criterio aprovechando el vacío de poder y encargué la impresión de folletos plegados a una firma especializada que hizo el trabajo a las mil maravillas. Pero cuando volvió mi superior de las vacaciones algo sucedió con la exposición, se cambió un detalle de la misma y hubo que rehacer los folletos que se encargaron, por supuesto, a la empresa que siempre trabajaba con él… No duré mucho allí, por supuesto.